“El árbol de la vida, es siempre verde”

Marc Chagall

"Lo saben desde siempre, no se conmueven, ni les asustan las bravatas, ni las suplicas chantajistas de la corporación militar, de sus delegados y alcahuetes crónicos, saben bien, a que le han dicho nunca más, lo saben mejor que nosotros, pero toman distancias de nuestra forma de padecerlo."

SURda

Uruguay

 

Tato Lopez

 

 

Tened en cuenta, que vencer, no es convencer, ni conquistar, es convertir!!

Don Miguel de Unamuno.

 

Ayer, tuve un día tan bueno, que hoy, aún no lo termino de digerir.

Fue un día sencillo y extraordinario, un hallazgo reciente de la vida, luego de meses, entre el aislamiento y la claustropolitica, presencie que la vida sigue, rotunda, porfiadamente, que los vecinos se saludan, se abrazan, con el recato que les impone el protocolo sanitario, que atiborran el transporte urbano, que suben y bajan cajones, de los negocios en Carlos María Ramirez, que evocan a los que forzaron a no estar físicamente, en un sencillo acto en la plaza 25 de mayo, ratificando su presencia permanente, sin morosidades.
Me meto al boliche, sin pormenores, los parroquianos toman su vino, discuten, se ríen, no hay pánico, ni siquiera referencias o insinuaciones, recuerdan al Sabalero, "viejos boliches de vino, dónde los vecinos, gastan humildad.
Camino como en un sueño hasta Agraciada, voy a ver a mi amigo y hermano en la peluquería, nos abrazamos y nos reconocemos, como si fuera una larga ausencia, que dejo nuevos percepciones en nuestra experiencia.
La noche, comienza a caer en la Teja, frente a Covitea, los vecinos, se concentran en orden, emocionados, serios, frente a la gran pantalla que sincroniza otras emociones, de centenares, miles, que sincronizan esta convicción que nos asiste, a varias generaciones, un rotundo grito silencioso de nunca más, ni olvido ni perdón, pero no somos nosotros, son gurises adolescentes, jóvenes, de esos que solemos decir, son escépticos, "no están para nada".
Llegan con sus remeras, multiplicando margaritas despojadas.
Llega mi hija menor, en bicicleta, luego de laborar todo el día, también con su margarita despojada.
Me interpela Cesar Vallejo, ante su presencia  ¡ Cuán poco tiempo he vivido !  Mi nacimiento  es  tan reciente , que no  hay  unidad de  medida para contar mi edad . ¡ Si acabo  de  nacer ! Si aún  no  he vivido todavía !
En un exceso de lucidez repentino, lo entiendo todo, nada ha sido en vano.
Lo saben desde siempre, no se conmueven, ni les asustan las bravatas, ni las suplicas chantajistas de la corporación militar, de sus delegados y alcahuetes crónicos, saben bien, a que le han dicho nunca más, lo saben mejor que nosotros, pero toman distancias de nuestra forma de padecerlo.
Como Don Miguel de Unamuno, se burlan y se indignan del "abajo la inteligencia", de Millán Astray el General fascista mutilado, moral y físicamente.
Nunca los convencerán los arrepentidos, los enanos morales que facilitaron la impunidad, nunca serán un ladrillo más en la pared, que vulnere la memoria, nunca serán complacientes con la impunidad, no se conforman, ni se olvidan, esperan su oportunidad!

 

Ni olvido, ni perdón !